viernes, 3 de julio de 2009

Prensa y espectáculo, tras la cortina

Es imposible no hacer una queja. Han pasado más de una semana, ocho días para ser exactos, y el común de los medios sigue tocando el tema de fama, violencia y sexo que protagonizan algunas figuras conocidas del espectáculo.

Mientras el gobierno se tambaleaba con una interpelación al Gabinete Simón y una moción de censura a cuestas; y mientras aún se vivían los rezagos post “baguazo” – que trajo consigo reacciones y enfrentamientos en las zonas más conflictivas del país, como Andahuaylas, Cusco, Puno y Huánuco-, los medios de comunicación se desvivían por informar y esclarecer la muerte de una cantante folclórica, como si de esto dependiera el hilo conductor que podría proporcionar un bienestar general.

Durante los días en que se utilizo, este espéctáculo logró su cometido de cortina de humo, pues el común de los peruanos no se dio cuenta que la censura al gabinete Simón no prosperó, Mercedes Cabanillas logró salir limpia de polvo y paja, y para colmo, aún no se ha esclarecido las verdaderas responsabilidades de los hechos sucedidos en Bagua.

Hoy: los niños de Puno siguen soportando las cruentas bajas temperaturas de la época, a Rómulo León lo han excarcelado y está apto para ejercer cargos públicos, diversos enfrentamientos entre ronderos cusqueños y policías, llamados de la CGTP a próximos paros.

Noticias como éstas son las que no venden, por eso no se informan de ellas ni tratan en los medios. Una cosa es libertad de empresa y otra libertad de información, lo sabemos. Sin embargo, las empresas periodísticas también tiene que cumplir con su responsabilidad social, que es informar con amplitud de criterio y veracidad.

Recordemos que no sólo está el empresario de por medio, sino también el periodista. En ese caso sólo queda apelar a los valores. Aunque parezca ilusorio, aún se puede y se debe apelar a ellos.
Ayer en la columna de Hildebrandt: “¿Valores? ¿Tiene algún sentido hablar de valores en un mundo que casi se jacta de no tenerlos? Pues tiene más sentido que nunca. Porque si la prensa se suma a ese pragmatismo sin escrúpulos que a nadie rinde cuenta, perderá toda importancia y será al final lo que muchos quieren que sea: el espectáculo del entretenimiento y el entretenimiento del espectáculo.”



1 comentario:

  1. Este ejemplo quiero ponerlo en mi trabajo de la universidad. El caso de Alicia Delgado, una de sus características es que ha caído a niveles de exageración y banalización. Solo hablan de su vida íntima ni siquiera menciona su carrera musical. También hay una simplificación grosera, al presentar a Abencia Meza como la villana del cuento. El gobierno, ha utilizado este escándalo para desviar su desastroso desempeño por el asunto del "baguazo". Si no hubiera muerto ella, tendrían que matarla para distraer al pueblo.

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