El último paro de transporte urbano que tuvo convocatoria nacional, acatado en mayor o menor medida en diversos lugares del país, trajo consigo una serie de malestares en los ciudadanos limeños, pues a diferencia de otros años por lo menos la capital quedó inmovilizada.
Aprovechando esta convocatoria a paro -en rechazo al nuevo código de tránsito, que elevará las multas desde el 21 de julio-, las pocas unidades de transportes como taxis, colectivos, vehículos de carga pesada y mototaxistas hicieron su agosto al lograr incrementar sus tarifas hasta en un 600%.
Según reportes viales, el cono norte de la ciudad y en la Carretera Central, las personas que querían movilizarse al centro de Lima tuvieron que pagar entre 10 y 15 soles, si es que antes no claudicaban en su cometido, debido a las horas de espera y al elevado número de personas que pugnaban por subir, como fuera, a todo unidad de transporte que ofrecía improvisar ruta.
Los enfrentamiento entre los transportistas y la policía no se hicieron esperar. En puntos como el kilómetro 15 de la Carretera Central, los policías hicieron frente a los manifestantes disparando bombas lacrimógenas para dispersar las protestas y evitar la obstrucción de las vías.
En otros lugares como Villa El Salvador, Villa María del Triunfo, San Juan de Lurigancho, la Panamericana Sur y el Cono Norte, también llegaron parte de los insuficientes 4,500 efectivos que fueron desplegados para garantizar el libre tránsito. También hubieron disturbios donde los autos particulares y los vehículos que no quisieron acatar el paro fueron intersectados por los manifestantes. Según la Procuraduría, son 138 los detenidos que serán denunciados por ocasionar disturbios y obstruir el libre tránsito. Entre ellos, figura José Francisco Araque Córdoba, un ciudadano venezolano radicado en Lima desde hace más de cinco años y que se desempeña como taxista, que fue detenido en Villa El Salvador azuzando a los transportistas y colocando piedras y tachuelas en las calles.
Sobre este tema, la Embajada de Venezuela, a través de su encargado de negocios, Peter Villegas, expresó que este país no se inmiscuye en asuntos internos de ningún país vecino y deslindó cualquier relación con los hechos que pudo cometer el ciudadano de su país.
¿Se imaginan un agente internacional poniendo tachuelas en un paro? Seria el hasme reir de todas las agencias de inteligencia del mun do.
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